
La viejecita
Viejecita, viejecita
de los cabellos de plata,
con tu sonrisa cansada
y tu carita arrugada:
sueñas con tener muy cerca
a tus retoños del alma,
pero la vida exigente
de tu lado los separa.
Y tú, con amor de madre,
te sabes sacrificar
y vives muy sola y triste
y esperándolos estás.
Pasa un año, pasan dos,
y aumenta tu soledad,
la muerte te va cercando:
¿quién tus ojos cerrará?
¡Oh, ingratitud de los hijos!,
que en el vaivén de la vida
olvidan lo más sagrado
de su deber en la tierra.
VELEMOS POR NUESTROS PADRES,
que ellos nos dieron el ser,
ellos nos lo dieron todo:
sacrificio, amor y fé…
Sonríe, pues, viejecita,
que tus hijos van por ti,
y todos te deseamos
una vejez muy feliz.
Viejecita, viejecita
de los cabellos de plata,
con tu sonrisa cansada
y tu carita arrugada:
sueñas con tener muy cerca
a tus retoños del alma,
pero la vida exigente
de tu lado los separa.
Y tú, con amor de madre,
te sabes sacrificar
y vives muy sola y triste
y esperándolos estás.
Pasa un año, pasan dos,
y aumenta tu soledad,
la muerte te va cercando:
¿quién tus ojos cerrará?
¡Oh, ingratitud de los hijos!,
que en el vaivén de la vida
olvidan lo más sagrado
de su deber en la tierra.
VELEMOS POR NUESTROS PADRES,
que ellos nos dieron el ser,
ellos nos lo dieron todo:
sacrificio, amor y fé…
Sonríe, pues, viejecita,
que tus hijos van por ti,
y todos te deseamos
una vejez muy feliz.
Avelina
No hay comentarios:
Publicar un comentario