El pasado viernes 9 de marzo se publico en el HERALDO DE ARAGON esta carta al director, en la que se nos tilda de lugarejo semidesertico del prepirineo.
¿que te hemos hecho nosotros los vecinos del pueblo de Larués para que nos des estos amables apelativos? tantos problemas tienes con nosotros........Si ya de por si vivir en un pueblo es más complicado que vivir en una urbe , ahora ya solo falta que encima nos insulten.
Carta de la medica del pueblo, en contestación a la anterior carta.
viernes, 16 de marzo de 2012
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4 comentarios:
Estimados amigos, he visto que ha habido personas que se han sentido molestas
con mi carta a Heraldo de Aragon.
De ningun modo queria ofender a Larues, y vayan por adelantado mis disculpas
para aquellos que se hayan molestado.
El escrito pretende, en tono de broma, comentar un hecho sin hacer referencia
a lugar alguno; la carta se refiere principalmente a un acto medico, y no queria referirme
al lugar; de hecho no aparece el nombre de ningun pueblo ni persona.
Mi objetivo era hacer sonreir al lector, usar términos de acorde a ese tono,
hablar en broma de todos los protagonista, incluido el propio autor.
Tal vez el termino "lugarejo" es el centro del problema. Vuelvo a disculparme;
decir que este término, ha sido usado en su acepción de diminutivo, sin
contenido peyorativo en absoluto. Larues, como todos sabeis es un lugar
que frecuento, admiro y respeto.
Espero que esta nota sirva para dejar la discusión en sus justos términos,
y tratar de ver las cosas con un poco de humor, cosa imprescindible en estos
tiempos.
Alfonso Tarancón
Pues sinceramente, no son pocos los enfadados, sino todo el pueblo practicamnete, tal vez los que vivimos todo el año en el pueblo, no entendemos tu sentido del humor.
Buenos días.
Simplemente comentar que no me sentí ofendido por la carta de Alfonso.
Un saludo,
Samuel.
Una vez más se confirma que el poder de las palabras va más allá de las intenciones de cualquier pretendido autor. Si dificilmente somos siempre dueños de las que pronuciamos, no nos vamos a a otorgar el sentido con que los que las leen o escuchan van a interpretarlas. Sería demasíé. Es lo que tiene la lengua. Que es algo vivo. Y aunque a mi la carta no me ha molestado, ni como asiduo de larués ni como amigo de Alfonso, otra cosa es que yo hubiera sido el médico en cuestión, sí creo conveniente respetar cualquier efecto no previsto del hablar.No previsto no significa inhábil. Yo soy de los que creen que más que el humor (algo devaluado y cada vez más identificado con lo fasificado)lo que nos queda de verdad es la palabra, asumiendo, claro, los riesgos de su dinámica.
Miguel de Butía.
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